Ante los precios desorbitados de las discotecas, llegó el botellón y se instauró en el folklore de la juventud española como paradigma de fiesta. Pero la regulación antibotellón les ha hecho un flaco favor y no les has quedado más remedio que innovar en diversión. La Rave se ha convertido en un nuevo formato de fiesta alternativo, a bajo coste, abierto a todo el mundo y autogestionado por colectivos de música, que ha roto los moldes de lo convencional.
A las doce, la noche aún es joven en una rave. Los grupos de organizadores y colectivos llevan toda la tarde montando un equipo profesional de sonido de unos 15.000 vatios que ambientará la fiesta durante más de veinticuatro horas. Hasta que el cuerpo de los asistentes aguante. Por la noche van llegando los coches que aparcan donde pueden, en amplios descampados, y con los maleteros llenos de bebida. "Aquí puedes traerte tu botellón, pero dentro hay barra". Unos optan por quedarse a la vera de sus coches con las puertas abiertas, pinchando su propia música en la radio del coche, siempre con la copa en la mano. Pero al final, todos los que llegan hasta allí van hacia donde está lo único que los une a todos: la música electro.
El llamado Sound System pretende embarcar a todos en una sola frecuencia para que logren experimentar sensaciones similares entre mesas de mezclas, sintetizadores, altavoces... En muchas de estas raves pueden llegar a tener diferentes ambientes para los asistentes así consiguiendo mayor diversidad de cultura musical y social. Desde el House, Trance, Psytrance, Hard Techno, Drum and bass, Techno, Hardcore, y Minimal Techno, son estilos frecuentes en estas fiestas, pasando por el reggae y el ragga-jungle, hasta los MC's -los llamados en al jerga Hip Hop, Maestros de Ceremonias-. Todos éstos son los géneros que salen de los platos de los Dj's que pasen por la mesa esa noche.
Las Raves se celebran en sitios retirados de los núcleos urbanos y generalmente mal comunicados en transporte público, por lo que ir en coche se convierte en requisito imprescindible. Se aprovechan infraestructuras amplias y con frecuencia en desuso, como naves industriales o edificios abandonados -aunque nada vincule a éste con el movimiento okupa-. La causa de ésto es que los colectivos que organizan estas fiestas esporádicas invierten grandes cantidades en los miles de decibelios de sonido y, en ocasiones, también de luz, autogestionándose con el precio de la entrada y/o de la bebida, pero sin ánimo de lucro. Su único beneficio: la autopromoción.
Rara vez coinciden en el tiempo, pero este fin de semana han surgido dos destinos de rave totalmente diferentes. Podemos diferenciar un tipo de celebración englobada en el término naba rave, en cual pagas por asistir. Es la que ha tenido lugar en El Escorial donde se incluía comida, barra libre y músca por 30 euros. El despliegue de medios fue extraordinario, facilitando el traslado al evento en autobús desde Villanueva de la Cañada, Villaviciosa de Odón y Moncloa.
En Rivas en cambio, se celebró durante todo el fin de semana una rave contínua en uno de los parques míticos del municipio, el Montarco. Esta ha sido englobada dentro de las teuf rave, aquellas que son gratuitas, abiertas y sin más delimitación que lo que el terreno permita. En este caso, fue organizada por colectivos de dj's como 451 Farenheith o Ravestorm Colektive, englobada dentro de la Semana de la Juventud patrocinada por la Concejalía de Juventud e Infancia del municipio. Se realizó un evento multicultural y para todas las edades según la franja horaria, para englobar muchos aspectos del movimiento juvenil, desde conciertos y Djs, hasta Talleres y diversas actividades y juegos.
Estas Raves, pero sobre todo no están oficialmente permitidas. El principal obstáculo con el que cuentan estas fiestas es la policía. Sin embargo cuando se celebra una, se puede decir que no está en desconocimiento absoluto de los agentes. Se hace un pacto de silencio. "Nosotros no la liamos, y la policía nos deja tranquilos toda la noche", comenta uno de los organizadores en Rivas.
Hace unos años se desató la polémica cuando las autoridades exigieron a los organizadores de este movimiento en Cataluña disponer de una autorización administrativa, para lo cual había que comprometerse a respetar una serie de disposiciones sobre seguridad, salud, higiene y orden público. Como esto no se cumplió, se autorizó en 2007 a los Mossos a decomisar el material utilizado en estas fiestas. Pero esto no obstaculizó que siguieran celebrándose estas raves al margen de la ley.
